Estas allí. Esperándome. Deseosa de mi, de mi tacto. Sabes que estoy cerca. Me puedes sentir. Puedes olerme. Sientes mis pasos firmes. La puerta se abre. Entra luz a este cuarto oscuro. Vez mi silueta a contraluz. Mi cuerpo delineado por luz, contrastado por sombras. No vez mi rostro, pero me conoces. Nos conocemos. No importa como llegaste aquí, no importa como te lo permití. Lo único que me importa es que nos poseamos. Lo único que deseo es entregarme a ti.
Cierro la puerta. Todo vuelve a la absoluta oscuridad. Me acerco a la cama. Me sientes frente a mí. Observándote con todos mis sentido como tu me observas a mi. Me desvisto. Puedo escuchar la tela de las sabanas rozar contra tu piel. Tu respiración. Cada movimiento de tus músculos.
Ahora puedo sentir tu desnudes. Tu deseo. Apoyo mi rodilla en la cama. Toco tus piernas. Mis manos están algo frías. Te provocan cosquillas. Mis dedos se deslizan por tus tobillos. Ascienden con suavidad. Sientes las rugosidades de mis manos sobre tu piel. Llego a tus muslos que ahora son míos. Mi cuerpo cada vez más sobre mí. Siento tu calor. Ahora toco tus caderas. Tus pies rozan abdomen. Sientes mi aliento sobre tus piernas. Mi aliento caliente. Mi lengua toca tu piel. Mi saliva se filtra por tus poros. Sientes su tibieza. Respiro. Contengo el aire en mi pecho. Lo dejo escapar en un leve suspiro. Colocas tus suaves manos sobre mis toscos hombros.
Mi lengua recorre lentamente tus piernas. Me interno en su interior. Estoy cerca de tu vagína. Muy cerca. Pero no llego. Mi aliento te estremece, mi cercanía lejana te tortura, te excita. Acaricias mi cabeza. Deseas que mi lengua toque tu sexo. Pero yo continuo mi ascenso. Recorro tu cuerpo con ella. Sin prisa. Sin pausa. Mi calor te hace arder. Llego a tu ombligo. Entro en sus profundidades. Retorno de ellas. Llego a tus pechos. Llego a sus cimas. Los invado con mi boca. Los subyugo bajo la bandera del placer.
Sientes mi peso sobre mí. Sientes que me dominas con tu presencia. Estoy entre tus piernas. Mi piel rosa tu clítoris henchido de deseo. Cada contacto crea ondas de placer que te estremecen. Tus manos recorren mi ancha espalda. Con tus dedos sientes cada músculo, cada espacio. Sientes el calor que mana de mi. Por fin llego a tu boca.
Tus labios carnosos se adueñan de los míos. Tu saliva me embriaga. Tu lengua irrumpe en mí. Encuentra a la mía, se entrelazan. Siento las texturas húmedas. Tu boca se adueña de la mía. Tus manos me recorren sin límites. Sin temores.
Siento tu sexo tocar el mío. Sientes la dureza en tu humedad. Sientes mi anchura avanzar en tu estreches. Sientes mi longitud deslizarse en tu profundidad. Sientes mi virilidad causar dolor placenteramente permitido en ti. Sientes mi suave rudeza en tu fuerte sensibilidad.
Rodeas mi cuerpo con tus piernas. Te entrego a mi. Te hago mi prisionera. Reo uno del otro. Dueño el uno del otro. Presos en las cárceles de nuestros cuerpos. Me posees. Te poseo. Batallamos sin tregua. Nos rendimos sin remedio. No por valor. Por pasión. No por honor. Por nuestro deseo. No por tierra. Por nuestra carne. No por libertad. Por nuestro placer.
Retrocedemos y avanzamos. Me embistes y me acaricias. Me subyugas y me adoras..Me sientes. Sientes cada parte de tu ser enfocado en mi como yo a ti. Sientes mi sudor tan masculino, tan bestia, tan repulsivo, tan atrayente. Te impregno con tu olor. Mientras tu me impregnas con mi esencia.
Conviertes mi dolor en placer. Mi placer en gemidos. Me tomas. Me fascina tu fuerza de mujer. Me fascina como me envuelves con tu sutileza que me excita. Mi necesidad de Ti me esclaviza a tu ser. Cada poro. Cada milímetro de mi piel. Cada nervio de mi anatomía es tuyo.
Conviertes mi dolor en placer. Mi placer en gemidos. Me tomas. Me fascina tu fuerza de mujer. Me fascina como me envuelves con tu sutileza que me excita. Mi necesidad de Ti me esclaviza a tu ser. Cada poro. Cada milímetro de mi piel. Cada nervio de mi anatomía es tuyo.
Mi sexo se clava en ti. Sientes todo tu peso sobre ti. Siento como tus movimientos hacen temblar mi mundo. Tu emanas inconteniblemente fluidos saturados de goce. Nuestras almas se mezclan. Tus gritos. Mis jadeos. Tu entrega. Mi posesión. Tu feminidad. Mi masculinidad.
Algo arde en mi interior. Mis jadeos lo anuncian. Mis sacudidas lo confirman. Siento como crece. Como se adueña. Es tu creación. Tú también sucumbes ante el clímax. Unidos en un vacío lleno de nosotros. Siento como tus caricias calientes entran en mí. Y eso te satisface. Te hacen sentir mujer.
Me quedo quieto sobre ti. Dentro de tí. Nuestros cuerpos se enfrían. Nuestras almas se calman. Salgo de tí con suavidad. Me acuesto a tu lado. No puedo estar tan lejos de ti. Mi cabeza en tu pecho pecho. Siento tus latidos. Mis piernas se cruzan con las tuyas. Siento como mengua mi virilidad. Mis manos entre las tuyas. Siento tu calor.
No me importa como llegaste a mi cama. No me importa como llegaste a mi alma. Como te apropiaste de mis sentidos. No me importa que pasara después. No me importa quienes somos fuera de estas cuatro paredes. No me importa mi pasado. No me importa tu futuro. Lo único que me importa es este fugaz instante eterno, este plagio de mis fantasías, en donde solo estamos tú, yo y nuestros sentidos.
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